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Exposición: ANTOLÓGICA DE HOMENAJE PÓSTUMO A RAFAEL FERNÁNDEZ Sala de Exposiciones de Junta de Distrito de Ciutat Vella – Valencia Desde el 2 hasta el 14 de febrero de 2022 

Rafael Dionisio Fernández Martínez: nacido en 1921 en Cúllar, Granada, se traslada a  Valencia a los 7 años donde verdaderamente arraiga. Valenciano de adopción y  sentimiento, compaginó los estudios en la Escuela Superior de San Carlos con trabajos  ocasionales, como las vallas publicitarias en el campo de fútbol del Valencia en el camino  de Algiròs, que firmaban con el acrónimo de los 4 colegas, C.R.E.P. (Carlos Sosa, Rafael  Fernández, Enrique García Esteve y Paco Sebastián). 

De formación académica, empezó a exponer su obra y tuvo una especial repercusión una  exposición de retratos en los años 50 del pasado siglo. Pero fue al conocer a Inés Bas,  también excelente pintora, que se unieron en matrimonio y comenzó su carrera como  docente. En 1951 ingresa como profesor auxiliar en la escuela de Artes y Oficios de  Valencia y a partir de 1953 es destinado como catedrático de dibujo en Priego (Córdoba) y  sucesivamente en Alcoi, Alicante, Massamagrell y finalmente en la ciudad de Valencia. 

Ha sido colaborador como crítico de arte en revistas especializadas; también fue Decano  del Colegio de Licenciados en Bellas Artes y Profesores de Dibujo. Autor de libros de texto  académicos, ha destacado por la innovación pedagógica en su planteamiento, rigor y  pragmatismo. 

Paralelamente a su labor en la docencia, tuvo un prolífico espíritu creativo que desarrolló  principalmente en sus talleres de Valencia y Dénia, donde residía habitualmente. Durante su  trayectoria generó interesantes proyectos y colecciones de obra que han sido expuestos en  más de 35 muestras individuales en salas de toda España (las últimas, antes de fallecer, en  Bruselas) y más del doble de colectivas. Ha obtenido galardones en diversos certámenes  nacionales (Fundación Roig, premio de Estado, medalla de Arte Universitario…), y locales  (Cullera, Sueca, Segorbe, Alicante, “Iberflora”…). Sus cuadros forman parte de importantes  pinacotecas tanto de instituciones públicas como de privadas, además de varios museos.  

Fallecido en el año 2007, con esta exposición antológica de homenaje póstumo, el hijo del  artista, Rafael Fernández Bas, ha seleccionado obras de distintas épocas y composición  que fijan la mirada en el desarrollo de su obra creativa, siendo la ciudad de Valencia el eje  fundamental de esta exhibición, al haber desarrollado tanto su formación como el período  más extenso de su carrera en esta ciudad con la que se hallaba identificado, además de su  estancia en otras localidades de la Comunitat Valenciana, como Alcoi / Alcoy, Alicante /  Alacant o Dénia. 

Atendiendo a la configuración de la sala, conformada por varias alturas, ello permite que  en cada una de las plantas se pueda dar a conocer una diversa selección de obras hasta  alcanzar 40 ejemplares, según se calcula, que con distintos formatos, tamaños y técnicas,  comprenden paisajes urbanos de la ciudad y del entorno agrario, naturaleza y medio  ambiente que compone el Área Metropolitana de Valencia, en planta baja y en la primera  planta, en tanto que para la segunda y tercera alturas podrán emplazarse otros cuadros con  temática diferente, como interiores, bodegones, retratos y dibujos de desnudos, así como  los realizados en su primera época de la carrera artística que aún obran en manos de la  familia, caracterizados por su calidad formal y oficio en el marco de un academicismo, que  denota la exquisita ejecución de la composición y cromatismo.  

Así pues, es una antología completa que nos invita al disfrute y al viaje por la vida, la  poética y la estética de un gran artista de nuestra tierra: Rafael Fernández. De este modo lo  refleja la semblanza realizada por quien fue uno de sus compañeros en tareas docentes, el  poeta y catedrático Arcadio López Casanova, así como expertos críticos de arte. 

Fotos de la Exposición

Títulos Galardones, Premios y Difusión de su obra

    • Título de profesor de dibujo en 1946, expedido por la Escuela Superior de Bellas Artes de  San Carlos en Valencia, homologado como Licenciado en Bellas Artes por la Universidad  Politécnica de Valencia. 
    • Galardonado en diversos certámenes nacionales, provinciales y locales, entre los que  cabe mencionar: 
    • Premio de estudios de la “Fundación Roig”, Premio de Estado en la E.S. de BB.AA. de  València, 2º premio de la III Exposición de Arte Universitario de 1948, Diploma de Honor en  la exposición de Bellas Artes de Linares de 1948, Medalla de plata en IV Concurso Nacional  y Provincial de la Diputación Provincial de Alicante en 1955 y Primer premio provincial en el  V Concurso Nacional y Provincial de la Diputación Provincial de Alicante en 1956 con la  obra titulada “Feria”, expuesta en la actualidad en el Mubag, Mención de honor en premio  “Ciutat de Sueca”, 1º premio y medalla de plata en el concurso de Segorbe en 1983, 1º  premio de concurso de pintura de Cullera en 1986, Cartel de la “travesía a nado del Puerto  de Valencia” de 1995, a cargo de la Asociación cultural y deportiva “Amics del Marítim”. 
    • Seleccionado cuadro con el título “Tierras movidas” y adquirido por la Comisaría general  de exposiciones en la exposición nacional de arte contemporáneo en 1972.  
    • Difusión de su obra: en colecciones privadas, Entidades bancarias (Caja de Ahorros de  Córdoba (Cajasur), Caja de Ahorros Provincial de Alicante y Caja de Ahorros de València) e  Instituciones oficiales (Diputación Provincial de Alicante / Alacant. Ayuntamientos de Priego  de Córdoba, Sollana, l’Eliana y Dénia. Museo Nacional de Arte Contemporáneo de Madrid.  Academia de Bellas Artes de València (Museo de San Pío V). 
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Cuadros expuestos

Títulos y cargos ostentados

  • Profesor de Instituto Laboral de Priego de Córdoba. Catedrático de dibujo de enseñanza  media por oposición, con destinos en Alcoi / Alcoy de 1955 a 1958 en el Instituto “Padre  Eduardo Vitoria”, en el Instituto “Jorge Juan” de Alicante / Alacant desde 1958 a 1968, en el  Instituto “Benlliure” de València desde 1968 a 1977, Instituto de Massamagrell en 1977 –  1978, y en el Instituto “San Vicente Ferrer” de València hasta 1988. 
  • Organizador de exposiciones de trabajos del alumnado, y de forma específica la realizada  del 5 al 7 de marzo de 1965 en el Instituto Jorge Juan de Alicante. 
  • Autor de libros de texto de dibujo en el Bachillerato, en editorial ECIR de València. 
  • Miembro del Jurado en el I Concurso Nacional de Artes Plásticas, convocado por la Caja  de Ahorros Provincial de Alicante, en 1962.  
  • Decano del Colegio Oficial de Doctores y Licenciados en Bellas Artes y profesores de  dibujo de Valencia, posteriormente nombrado Decano Honorario.  

Fundador y colaborador del boletín interno “Tesela” del del Colegio Oficial de Doctores y  Licenciados en Bellas Artes y profesores de dibujo de Valéncia, en los siguientes números: 

    • Nº 3, abril – junio de 1988, con el título: “Grave inquietud en las enseñanzas”. Nº 5, julio – octubre de 1988, con el título: “Las artes actuales: ¿fraude?”. 
    • Nº 7, enero – marzo de 1989, con el título: “El IVAM, relevante acontecimiento de  significación cultural – política”. 
    • Nº 8, abril – junio de 1989, con el título: “La realización del “happening” jamás pensado”. 
    • Nº 9, julio – diciembre de 1989, con el título: “En torno a la exposición antológica de  Francisco Soriano”. 
    • Nº 12, julio – diciembre de 1990, con el título: “De la creación artística: a propósito del  fracaso de un certamen”.  

Colaborador de semanario “La Marina” y comentarios artísticos en diversas publicaciones,  como la revista “Adarve” de Priego de Córodoba y el diario “La verdad”, de Alicante. 

Colaborador de la revista de divulgación artística y de temas pedagógicos “Gaceta  Icónica” en los siguientes números: 

    • Nº 2, 4º trimestre de 1984, con el título: “¿Tiene futuro el Colegio?”.  
    • Suplemento, 1985, con el título: “Situación actual y futuro de los Colegios”. 
    • Nº 4, 2º trimestre de 1985, con el título: “Del espacio objetivo en las perspectivas cónicas  hacia una simplificación de su problemática”. 

Estilística pictórica de Rafael Fernández

El creador –un poeta o pintor, o músico- sabemos que ineludiblemente recibe como  formantes de su visión del mundo una red de elementos que responden a los supuestos  básicos de cada época. Si el ajuste de lo personal y lo colectivo resulta armónico, y se  articula de manera original, descubrimos un “modo” auténtico; si, por el contrario, lo  personal se diluye y pierde en la red de estos modificantes colectivos, decimos entonces  que el autor responde solo a la “moda”, despreciando el sello de lo individual. Ciertamente,  Rafael Fernández es pintor de “modo” personal, lo que implica, además, que es un pintor de  su época, pero con huella de autenticidad. Y si su exposición de estos momentos adquiere  relieve, pertinencia, es porque desde dentro de su modo, y contemplada en la perspectiva  de su obra, nos ofrece un peculiar movimiento de transformación, de madurez. Esta  transformación se esquematiza señalando su paso de un estrato anterior –figurativismo- a  un estrato nuevo –expresivismo-. Figurativismo anterior, que quiere decir primacía de  elemento formal, estructura objetiva, armazón del cuadro; expresivismo de ahora, que  quiere decir –y seguimos a García Sabell- radical modo de comunicación, movimiento de la  sugerencia, articulación simbólica; en definitiva: el cuadro como profundo valor locutivo. O,  si se aplican las determinaciones sobre la comunicación (Jakobson), al lado de la primordial  función estética encontraremos, en el primer caso, la función representativa; en el segundo,  la función expresiva.  

Pero el acceso, como actitud creadora, a este expresivismo supone la acentuación  de dos claves, que son precisamente –salvo los saltos de rigor- las claves del arte  contemporáneo: irracionalismo y técnica de la implicitación. De acuerdo con esto, y si todo  cuadro supone una transposición, y si esa transposición conlleva tres movimientos  sucesivos –elección, interiorización, conformación-, vemos de qué manera las formas  percibidas, al ser interiorizadas, se contagian, y tiñen, y funden, y son dominadas por los  signos irracionales –emociones, sentimientos-; y de qué manera en la conformación  definitiva sobre el lienzo, recogido este contagio, ese dominio, ese impulso, el pintor, Rafael  Fernández, modula esas formas en un proceso intuitivo de condensación; es decir, en  dinamismo de base emocional que, a través de una peculiar convergencia de los elementos  (líneas, planos, colores, etc.), provoque en la recreación que todo espectador opera, el  lenguaje de la sugerencia. De ahí la riqueza de ese expresivismo

Y de ahí también, precisamente, su peculiaridad estilística. Recogiendo la  esquematización formal que arranca ya de Wölfflin, habría que hablar del predominio de la  forma abierta, la subordinación de los planos, los contrastes cromáticos, la fuerza del color  sobre las líneas. Y matizando más, preguntaríamos: ¿Qué claves son, en definitiva, las que  individualizan a Rafael Fernández? 

En primer término, llama la atención el montaje del cuadro sobre un eje principal  horizontal, manejado como significante de unas insistencias del contenido: mar o línea  última del valle al pie de las montañas. Luego, en su articulación de estructuras, una  distribución en tres planos. El primero, suele ofrecer un gusto por un entretejido de curvas,  abigarradas en una intensísima condensación de colores que, a su vez, gesticulan fuertes  contrastes. El segundo plano, en contra, caracteriza el dominio de la recta, el perfilado de  triángulos y rectángulos y –lo que es más importante, original- una disminución armónica,  en núcleos, de aquella condensación cromática. Y el tercer plano, allá en el fondo, es  precisamente un sabio acorde de curvas y rectas, y un desvanecimiento de los núcleos y de  las intensidades cromáticas de los cuadros –rojo, verde, blanco, azul- no dejan de otorgar  muy a menudo –expresivismo- categorías de símbolos emblemáticos a estos colores. Este valor emblemático de los colores funciona también en su gran cuadro de las  10 figuras humanas. En él –y porque se trata de un esencialismo figurativo, y bajo las claves  creadoras ya apuntadas-, el pintor desecha, elimina la anécdota. Lo que se nos comunica – y se nos comunica a gritos- es un estado límite (angustia, tedio, abatimiento radical),  formalizado en ese tensivo juego de gamas de grises, en ese encadenamiento frío de  rectángulos que se recortan y oprimen, en ese contraste no menos intenso con la línea  curva, rota y suelta, de los personajes. Y así, otra vez vemos de qué manera el color, el  espacio desvanece los perfiles de las figuras, y de qué manera por medio de la  implicitación, sabiamente ejecutada, el cuadro logra una insospechada riqueza locutiva,  expresiva, sugerente. 

En fin: creemos que esta exposición de Rafael Fernández, no solo nos sorprende  por una original transformación dentro de su modo, sino que, en su madurez, ejemplifica  acera de cómo el artista auténtico busca siempre actitudes de creación cada vez más  tensivas, más conflictivas; es decir, más profundamente reveladoras. 

Arcadio López – Casanova

Críticas artísticas de exposiciones del pintor Rafael Fernández  

Acredita este expositor, ante todo, dos cualidades principalísimas: innata la una, aunque  su formación la haya perfeccionado y adquirida la obra; es aquella, su elegancia y como  señoría inminente, que ennoblece y “dora” cuanto crea y realiza: pausado y sensible,  vibrante, pero armónico, lo que sale de su mano –o de su espíritu- es todo como fruto de  madurez acompasada, no exenta de inquietud, aunque ésta se halle siempre como medio, y  no como fin de la obra perseguida y lograda. En segundo lugar, R. Fernández maneja  siempre, aunque con éxito variable, un oficio ágil y flexible, dueño de muy diferentes  recursos, como demuestra con unos y otros cuadros expuestos. A tal punto de verdad esta  posesión de la técnica, que cuando su arte discurre con plena libertad, sin el cauce –a  veces, angosto- del retrato, lo suelto y lo ducho de su pincel llevan a este a explayarse, con  goce perceptible, recreo y aún retozo por la superficie del lienzo hasta conseguir armonías,  calidades y matices finísimos…  

Un “Homenaje a Sánchez Cotán”, nuestro bodegonista histórico ilustre, añade al conjunto  el matiz retrospectivo, con su solera, su razón y su pausa, que tanto riman en las  “constantes” estéticas de Fernández. 

Felipe Mª Garín. Jornada. 25 de noviembre de 1951 

Rafael Fernández se expresa con plena espontaneidad abordándola mediante amplia y  segura pincelada, con soltura, y sin asomo de perfiladas insistencias. Antes al contrario,  algunos trazos, apenas insinuados, sirven para subrayar, justa, medidamente, con efectiva  eficacia, el valor adecuado a cada uno de los elementos que integran el conjunto. Para ello  el artista se sirve de una gama limpia, alegre y luminosa. Y como todo ello viene  condicionado por unas excelentes dotes de dibujante, el resultado es evidentemente  positivo. 

Rafael Alfaro

Descubrir ahora a Rafael Fernández en Valencia sería como descubrir el Mediterráneo en  la Malvarrosa. Se trata de un gran pintor que ha dado muchas pruebas de su talento. Y las  repite constantemente, porque sabe que en arte hay que empezar siempre desde cero y  que las conquistas anteriores no valen de nada a la hora de empezar un cuadro nuevo.  

Por eso tal vez las obras se muestran tan distintas entre sí, por eso un lienzo nos puede  parecer un ejercicio de ascetismo del color hasta casi quedar en el terreno de lo  monocromático, mientras el cuadro de enfrente se acerca a las fronteras del “fauvismo”. 

Buscar, buscar siempre. Esa es la norma de peregrino que parece impuesta al artista por  su temperamento y que en Rafael Fernández, de cuya vocación temperamental en absoluto  se puede dudar, es una constante.  

Sus talentos de dibujante y de maestro de la materia y el empaste, son cosas que circulan  como moneda bien acuñada en todos los círculos artísticos. Rafael Fernández aborda los  problemas más difíciles e incluso gusta de creárselos él mismo viendo los paisajes desde  su ángulo personal y expresándose con una excelente sintaxis de pintor. 

Carlos Sentí

Rafael Fernández evidencia un proceso artístico en el que el distinguido pintor y  catedrático avanza con notables resultados: el color se empasta con mayor libertad y la línea sobria y sin concesiones gratuitas pone en pie unos lienzos de positivo mérito que  plasman un quehacer abordado y rubricado con estimulante nervio. 

Eduardo López-Chavarri

El paisaje ocupa el trabajo pictórico principal de Rafael Fernández, evidenciando  conocimientos de realizaciones ajenas, a las que sabe dar su personal sello inquieto y  disciplinado al mismo tiempo. 

Rafael Prats Rivelles

En los paisajes de Rafael Fernández, bajo el esplendor atmosférico, hay una emoción  lírica, íntima, de calidad poco frecuente, sobre todo en los colores densos, que le son tan  predilectos. Algunos de sus cuadros –bodegones, flores y paisajes- son un auténtico festival  cromático, de empaste goloso y abundantes matices. Posee conocimientos y cualidades en  la línea que cada cuadro le pide. Sus cuadros, así, alcanzan la riqueza pictórica que tienen  que tener y dan medida de la dimensión profesional del artista. 

Mª Francisca Olmedo de Cerdá

Exposiciones como la de Rafael Fernández corren un cierto riesgo de desconcertar al  visitante. Y no se trata en absoluto de falta de calidad. Pero el autor hace gala de un tan  profundo mimetismo, de una capacidad de asimilar cualquier tendencia y ponerla en  práctica, que resulta difícil orientar, y casi imposible precisar, su estilo propio. En ello influye,  probablemente, la cuestión de su docencia… 

Azpeitia

La obra de Rafael Fernández, vista en conjunto, ofrece lecciones de tratamiento matérico  en relación con la luz y la coloración. Son paisajes distintos, con climas diferentes y  ambientaciones diversas. Es como si Rafael Fernández, sin duda un profesional con mucha  técnica, quisiera que cada cuadro muestre las formas y las formaciones, los tonos y los  acentos, que exigen las realidades o las intuiciones expresadas. 

Rafael Fernández pinta la luminaria mediterránea desde su orilla. Ello significa que se  aparta del amaneramiento sorollesco para entrar de lleno en las circunstancias cambiantes.  Tierra madre: suelo fértil; verdores. Y rocas de edades con distancias y acercamientos, con  arboleda y yerba. En alguna ocasión unas construcciones blancas se destacan en el blanco  del soporte y su dibujo queda en la intemperie, mientras que la coloración escueta se  manifiesta. Otras, la espesura se impone y mil trazos cortos, apuntes cromáticos, señales,  configuran la pradera. Fernández ejerce su magisterio y, en su saber, derrocha ingenio. Por  eso, sus cuadros interesan, se quedan. 

José Pérez Guerra

Rafael Fernández se enfrenta con el paisaje para hacerlo comprender en su realidad  embellecida, de calma y sugerencias vitales. Sus óleos tienen consistencia de materia que  es exaltada por un armonioso pulso cromático. Encantan los trazos del pincel y la espátula  que pasan por las gradaciones de los colores primordiales y dan a los cuadros un lenguaje  orquestal armonioso. Cuadros que revelan un temperamento vibrante y buceador en el  misterio de la belleza escueta, de la naturaleza viva y la “muerta”, pues tanto en los paisajes  como en los bodegones y las figuras, Rafael se acredita como amador y dominador de la  pintura. 

Juan Latino

Para Rafael Fernández la figura es algo más que cuerpo, algo, mucho más que una  sopesada y armoniosa conjunción de contornos y encarnaciones. Hay, en la figura que  muestra Fernández, todo un mundo oculto, toda una vida interna, escondida, latente y  lacerante. Como compensación a ello, en el paisaje deja volar su fantasía. Junto a una temática de mares velados, montes que se esfuman, campos inmateriales, en que el color  se hace transparente y pálido, nos dice, en su bello lenguaje, de otros paisajes de fronda y  vegetal, en que los verdes son estallantes, como estallantes y apasionados son los rojos de  una vegetación exuberante. 

El bodegón lo resuelve con pincelada firme, a base de aristas superpuestas, que dan a la  forma sensación de materia endurecida, de materia trabajada a golpe de cincel. 

En esta muestra, que resulta interesantísima, Rafael Fernández demuestra sus dotes, sus  grandes dotes de hombre observador y sensible, junto a un oficio de maestro y una  estilística depurada.  

Carlos Valcárcel 

La pintura de Rafael Fernández es una pintura encendida, espectacularmente luminosa  por derroche de vivos colores, la pureza de los cuales recuerda la intensidad “fauve”. Con  dominio del dibujo para la representación sustancialmente figurativa, su técnica se  caracteriza por la ejecución espontánea, de pinceladas suficientes con gruesos empastes,  sin rectificaciones ni retoques, y con un calculado ordenamiento para el resultado inmediato  del efecto pretendido, dejando al descubierto, como prueba de esa espontaneidad, la  imprimación del lienzo. Abundancia de pigmentaciones de llamativa intensidad en la  temática del paisaje, que se hace menos pródiga y contenida en los temas de figura  humana, por agrisamientos unificadores de la composición. 

Cayetano Molina 

Rafael Fernández, hombre observador y sensible, de visión aguda, que sabe sintetizar las  formas con gran precisión. Ante su obra, se hace innecesario todo historial, porque importa  poco saber de exposiciones y galardones. Su muestra, en la que predomina el paisaje, es  interesantísima. Exposición de auténtica calidad y de gran dignidad artística, que no se  puede visitar al paso, ya que cada cuadro nos obliga a detenernos, a estudiarlo y analizarlo,  a sentir la viva emoción que proporciona. Porque tiene espontaneidad y fuerza que  cautivan. Pintor ambicioso que huye de la comodidad para plantearse problemas de toda  índole que luego resuelve con holgura sorprendente. Traduce plásticamente sus emociones  con estilo depurado, con sinceridad, con gran honestidad profesional. Con todas esas  cualidades logra una obra magnífica, tanto objetiva como subjetivamente. Porque sus  cuadros son gratos, tienen calidad, belleza y emoción. 

Gonzalo Puerto. Mediterráneo. Castellón. 19 de febrero de 1975 

Su diálogo con la naturaleza es, al fin y al cabo, un diálogo entre él mismo y la pintura.  Encuentra una apasionante impetuosidad en la naturaleza, produciendo con ello un arte  sintético y observador. El poder simbólico de los colores permite las conexiones íntimas, las  correspondencias, las analogías y la armonía oculta con aire de solidez. Los cielos en sus  cuadros están formadas por planos como los terrenos y contribuyen al movimiento y efecto  del cuadro. Su estilo cambia, se vuelve más impetuoso, más nervioso y se inclina por una  diversidad de estilos en un mismo cuadro. Así que tenemos ante nosotros, perdurable y  permanente como sus mismos paisajes, el depósito expectante del arte de este hombre que  nos asombra con sus nuevas creaciones. 

Rafael Pérez Zarapico

Las obras actuales nos incitan a entrever el proceso creador, esa aventura agónica  que se debate entre las opresiones y las coerciones exteriores e íntimas. La obra artística  es el fruto de esta lucha, es el resultado de la liberación. Lejos quedaron, perdidas en el  naufragio, insinuaciones y guiños extraños y comprometedores, falsos destellos y en  ocasiones hasta tiranías y servilismos que manipulan el resultado artístico y pueden llegar a  doblegar la sinceridad del creador. Esta actitud independiente tiene una denominación limpia: autenticidad. ¿Cómo no estar de enhorabuena al encontrarla? Más tenaces y  ahogadoras son esas opresiones de dentro, maraña de devaneos y dudas, y así hasta el  hallazgo. Creo que en la pintura de Rafael Fernández, entre esas generaciones íntimas a  las que me refiero, está la de quien puede lograr la obra perfecta y depurada, pero que le  obligara a exclamar un “no es eso, no es eso”. Ese vencimiento, esa liberación nos permite  ahora el encuentro de una renovación en su pintar; estos cuadros son una de esas primicias  que únicamente concede la madurez, la sapiencia. El atormentado trabajar explica la  tonalidad sentimental apasionada de sus cuadros, sin destruir formas, pero deformando. Y  es que la conciencia de las cosas se le expresa bajo la violencia y el espesor de los colores,  incluso llega hasta eximirlos de la propiedad del tema, de la anécdota: matorrales, arbustos  de secano, cantiles y costaneras, montañas en lejana… Antiguos y hermosos paisajes en  torno a Denia bajo una claridad –en ocasiones- sensual y detenida. Es la emoción la que ha  recompuesto los espacios y la intuición la que va dictando pinceladas. 

Completan la exposición esos bodegones –tema que siempre constituye una  prueba- de composición acertada y colores en sazón. Y esos cuadros de figuras humanas  perfiladas, seres que abatidos por la luz agria del ventanal reducen su dolorido sentir bajo  una común soledad, tal vez bajo una común esperanza. 

No es en punto alguno aventurado el convencimiento de que aquella expectación,  aquella exigencia que antes mencionaba, quedan cumplidas en esta exhibición de Rafael  Fernández. 

Eduardo Alonso

Treinta años hace que vi los primeros cuadros de Rafael Fernández. Era en  Valencia, y en tiempos en que el sorollismo era la bestia parda de los jóvenes. La exaltación  colorista del valenciano se curaba con rigores geométricos (desde Mantegna a Vázquez  Díaz) y austeridades de paleta oscura (Pinazo, estrella que ascendía para los artistas  jóvenes). Rafael pintaba entonces en grises plateados, mesurado, huyendo de la  propensión levantina al “pensat i fet”. Creo que, por su arte incipiente, poseía más elegancia  que vigor. Por todo ello, me costaba casar la imagen casada con la presente…. Aquellos  grises han saltado por encima del luminismo, para caer en las exaltaciones cromáticas del  fovismo. Un fovismo que no inventa nuevos colores a las cosas, sino que intensifica los que  poseen, y busca el encanto de la pasta en carne viva, gozosa y pagana. Y que –verdadero  fovismo- se apoya en el toque violento, como si el artista pintase bajo el imperio de la  exaltación. Paisajes y naturalezas muertas son la mayoría de las obras expuestas, entre las  que no falta la figura humana. Creo que es en el paisaje donde alcanza las más altas cotas,  porque Rafael Fernández es, sobre todo, un colorista, y se erige en protagonista de la obra.  He aquí un artista que prosigue la tradición de la pintura levantina, sin nostalgias inútiles,  poniendo al servicio de su amor a la luz y los tonos de su tierra, todo lo que el arte  contemporáneo ha aportado. 

José Hierro

POEMAS DEDICADOS AL ARTISTA  

 

Título: Apunte para Rafael Fernández 

Autor: Arcadio López Casanova  

Rafael, no es ya tu mano, es la espesura 

del color en frondor, es la mirada: 

cielo, monte, ola, espuma bautizada,  

forma que en el espejo de óleo dura. 

Y dura su pasión… Luz, alta albura 

de claror, hoja o verde, sombra atada  

entre el temblor, y tronco o bosque… ¡Nada 

sin ser!. Y, siendo en marco, se clausura.  

Que todo es vida ya sobre la vida,  

y está, y estás, y vemos sin herida:  

aquí el pincel consuma transparencia.  

Color, olor, sabor, azul, flor, boca,  

y el mar, siempre tu mar -¿de rama o roca?-  

de ola leve, levada en inocencia…

Título: Lenguaje gráfico (A Rafael Fernández, mi padre, pintor y catedrático, como a  él le gustaba) 

Autor: Rafael V. Fernández Bas 

Como has quedado no me convence, 

habría que darte un toque y encontrarte 

el punto que te falta y rematarlo, si puedo, 

con el matiz, la pincelada, hacerlo sin miedo 

y acabarlo. ¡Cómo se alarga el proceso del arte! 

La duda asalta, la insatisfacción le vence 

a la originalidad del lenguaje gráfico.  

¡Qué solo está el lienzo! Sin los colores me enredo 

y el dibujo se diluye entre aulas donde se imparte 

tanta inútil enseñanza de geométrica escritura, 

un libro de texto ahoga sus líneas hasta que comience  

la teoría visual del campo con su carga de escultura. 

Me apabullan las contradicciones por la falta de frescura,  

por esa ejecución meditada de racionalidad dura. 

Es más trágico que pictórico poder ganarte 

a pulso la superación de la técnica pura. 

Es oficio, no es plagio, es afán sin denuedo, 

es voluntad creativa, vanguardia de cultura, 

educación de estética, pudor de catedrático, 

pánico expresivo, expresionismo fotográfico. 

El trazo de pintura se disuelve en estructura, 

la vida de la fauna se escapa del duro tráfico 

Suave nubosidad de ocres tierras aparte, 

perspectiva cónica, un cromatismo sin dulzura, 

palmeras ondulantes al viento entre flores de viñedo, 

música de fondo en la marina más oscura. 

Contemplo el retrato de familia que comparte 

la plácida luz del salón en el hogar iconográfico. 

Y no puedo seguir viviendo así, tan fatídico. 

Sin ánimo vehemente me tiembla el dedo, 

la mano dormida, las ideas en negra albura 

se ocultan en la anciana soledad madura. 

No te olvides, mujer, que nunca dejé de amarte 

y aprended, hijos, que vivir es un esfuerzo titánico. 

Embebido de amargura, a la cruel moda no cedo 

por mi abstracta visión efímera de cualquier parte. 

Paralizado por la indiferencia del juicio crítico, 

me hundo en ese paisaje urbano de triste figura.

Relación de Obras Preseleccionadas

    • 1 Título: “El bote (apunte)” Técnica: Óleo s/ tabla Medidas: 0,26 x 0,27 Año: 1988 (aprox) 
    • 2 Título: “La huella del hombre” Técnica: óleo s/ lienzo. Medidas: 0,81 x 0,91 Año: 1988 
    • 3 Título: “Dunas”. Técnica: Óleo s/ lienzo. Medidas: 1,00 x 0,81 Año: 1976 
    • 4 Título: “Dunas de El Saler”. Técnica: óleo s/ lienzo. Medidas: 0,60 x 0,73 Año: 1975 
    • 5 Título: “Dunas de El Saler”. Técnica: óleo s/ lienzo. Medidas: 0,60 x 0,73 Año: 1975 
    • 6 Título: “L’Albufera” Técnica: Óleo s/ lienzo Medidas: 0,81 x 0,65 Año: 1981  
    • 7 Título: “Tancat de l’Albufera”. Técnica: acuarela. Medidas: 0,36 x 0,26 (0,66 x 0,53 c/  marco y cristal). 1994 (aprox).  
    • 8 Título: “Alquería en la Albufera de Valencia”. Técnica: acuarela. Medidas: 0,36 x 0,26  (0,66 x 0,53 c/ marco y cristal). 1994 (aprox). 
    • 9 Título: “Endemismos en la arena”. Técnica: Óleo s/ tabla. Medidas: 0,25 x 0,31 Año:  1982 (estimado).  
    • 10 Título: “Antes había trenes”. Técnica: óleo s/ saco. Medidas: 0,92 x 0,73 Año: 1973  
    • 11 Título: “La vía churra (prolongación de Cardenal Benlloch)”. Técnica: óleo s/ lienzo.  Medidas: 1,20 x 0,60. Año: 1980  
    • 12 Título: “Calle de María Cristina”. Técnica: Óleo s/ lienzo. Medidas: 1,10 x 0,95 Año:  1993  
    • 13 Título: “Calle de San Vicente”. Técnica: Óleo s/ lienzo. Medidas: 0,80 x 0,65  Año: 1994 (estimado). 
    • 14 Título: “La catedral” (apunte) Técnica: Acrílico s/ tabla Medidas: 0,55 x 0,40  Año: 1994 (estimado). 
    • 15 Título: “La catedral”. Técnica: Acrílico s/ lienzo. Medidas: 1,10 x 1,50  Año: 1994 (estimado). 
    • 16 Título: “La Llotgeta (al fondo los Santos Juanes)”. Técnica: Acrílico s/ lienzo. Medidas:  0,55 0,80 Año: 1984 (estimado).  
    • 17 Título: “La Llotgeta”. Técnica: Acrílico s/ lienzo. Medidas: 1,10 x 1,50  Año: 1984 (estimado).  
    • 18 Título: “Barracones” (1994) Técnica: Óleo s/. tabla. Medidas: 0,45 x 0,61  Año: 1994 Enmarcado: baquetón. Valoración estimada: 3.000,00 € 
    • 19 Título: “Barracones: Playa de La Pobla de Farnals”. Técnica: Óleo s/ lienzo.  Medidas: 0,73 x 0,60 Año: 1993. 
    • 20 Título: “Cielo cubierto”. Técnica: Óleo s/ lienzo. Medidas: 0,73 x 0,60 Año: 1997. 
    • 21 Título: “Barracones (3): Playa de La Pobla de Farnals”. Técnica: Óleo s/ lienzo.  Medidas: 0,73 x 0,60 Año: 1993. 
    • 22 Título: “El lago (2)” Técnica: óleo s/ lienzo. Medidas: 0,74 x 0,63 Año: 1994. 
    • 23 Título: “Barracones” (1981). Técnica: Óleo s/ lienzo. Medidas: 0,60 x 0,795 Año: 1981.  
    • 24 Título: “Astilleros (fusters de ribera)”. Técnica: Óleo s/ lienzo. Medidas: 0,65 x 0,54  Año: 1943.  
    • 25 Título: “Autorretrato (a contraluz)”. Técnica: Óleo s/ lienzo. Año: 1946. 18 
    • 26 Título: “Autorretrato con paleta”. Técnica: Óleo s/ lienzo. Medidas: 0,54 x 0,65. Año:  1952 (estimado). 
    • 27 Título: “Autorretrato con pincel”. Técnica: Óleo s/ lienzo. Año: 1952 (estimado). 
    • 28 Título: “El cacharro azul (Homenaje a Sánchez Cotán)”. Medidas: 0,805 x 0,605. Óleo  s/ lienzo. 1951.  
    • 29 Título: “Carromato”. Medidas: 0,61 x 0,50. Oleo s/ lienzo. 1946 (aprox).
    • 30 Título “Interior” Medidas: 1,00 x 0,75 Técnica: o s/ l Año: 1975. 
    • 31 Título: “Material de pintura”. Medidas: 0,73 x 0,54. Óleo.1975.  
    • 32 Título: “Granadas” Medidas: 0,66 x 0,64 Técnica: o s/ l Año: 1995.  
    • 33 Título: “Bodegón del cesto”. Medidas: 0,62 x 0,82 Técnica: o s/ tabla Año: 1974  (aprox).  
    • 34 Título: “La mesa negra” Medidas: 0,73 x 0,92 Técnica: o s/ tabla Año: 1974. 
    • 35 Título: “Bodegón del calefactor” Medidas: 0,80 x 0,65. Óleo.1978.  
    • 36 Título: “Bodegón del sifón” Medidas: 0,61 x 0,74 Técnica: o s/ l Año: 1978.  37 Título: “Frutas” Medidas: 0,63 x 0,425. Óleo. 1994 (aprox).  
    • 38 Título: “Desnudo femenino (mujer recostada)”. Técnica: Dibujo a lápiz. Medidas: 0,48 x  0,34 (0,68 x 0,55 c/ marco y cristal). 1991.  
    • 39 Título: “Desnudo femenino”. Técnica: Dibujo a lápiz. Medidas: 0,34 x 0,47 (0,54 x 0,67  c/ marco y cristal). 12.abril.1991.  
    • 40 Título: “Desnudo femenino (mujer acostada)”. Dibujo coloreado. Medidas: 0,44 x 0,31  (0,64 x 0,51 c/ marco y cristal). 1991. 
    • Título: “Calle del Gorgos – Primado Reig”. Técnica: Acrílico s/ lienzo. Medidas: 0,72 x  0,70 Año: 1998  
    • Título: “Tempestad sobre la ciudad” Técnica: Acrílico s/ lienzo Medidas: 0,91 x 0,60 Año:  1999. 
    • Título: “Supuestos hitos urbanos”. Técnica: Óleo s/ lienzo. Medidas: 0,91 x 0,84 Año:  1998. 
    • Título: “Calle del Gorgos”. Técnica: Acrílico s/ lienzo Medidas: 0,73 x 0,70 Año: 1998.  Título: “Calle del Clariano”. Técnica: Acrílico s/ lienzo Medidas: 0,73 x 0,70 Año: 1998.